descripcion de alfredo sierra, un personaje para un proyecto de serie de tv que se desarrollaría en un hotel a modo de sit com absurda. el proyecto no pasó de la descripción de los personajes. y ahí se va a quedar.
Alfredo sierra (por ejemplo) es el dueño del hotel, marido recién casado y jefe de todo el personal de la plantilla. Está más cerca de los 50 que de los 40, es más bien alto, en torno al 1’85m, tiene el pelo canoso y unas leves entradas que le dan un aire a medio camino entre la galantería y el comienzo de la vejez. Suele vestir de traje y corbata, anda completamente erguido, y le gusta plancharse su propia ropa.
De carácter más bien introvertido y estable, trata de ser un nexo entre todas las personas del hotel, aunque eso le traiga mil quebraderos de cabeza. Es reflexivo, detallista y con un muy leve sentido del humor más cercano a la fina ironía que al chiste, lo que hace que casi siempre se ría el solo de sus propias ideas.
Lleva el hotel desde hace 15 años, cuando su padre le dio la opción de llevar las riendas del negocio. Antes era empleado de banca, y dejó su trabajo por razones más económicas que familiares. Desde entonces ha llevado el hotel con un riguroso sentido económico, llevando las cuentas siempre al día y siendo minucioso en toda la relación gastos/ingresos del hotel. Estuvo casado una vez en un matrimonio que duró apenas dos años, cuando él aun trabajaba en la banca. Su matrimonio terminó justo cuando decidió emprender la aventura del negocio familiar, y desde entonces solo ha tenido relaciones esporádicas que siempre intentó que fueran serias, pero ninguna llegó a ninguna parte en parte porque el hotel le robaba demasiado tiempo, ahora parece que ha conseguido entremezclar su vida sentimental con su vida profesional, y por eso no ha dudado en llevarse con él a su mujer y a su hijastro, y afrontar el negocio de una manera mucho más familiar.
A veces le cuesta separar lo laboral de los sentimientos, lo que hace que acepte propuestas disparatadas de personas como su mujer o su hijo. Sabe llevar el negocio, es perro viejo de la hostelería, ha vivido mil y una ya, y aunque todavía no se las sabe todas, suele tener buena capacidad para anticiparse a los hechos, lo cual no le sirve de gran cosa porque nadie le hace ni puto caso la mayoría de las veces. Se preocupa por sus empleados, a los que coge cariño incluso, llegándose a preocupar por aspectos muchas veces privados. Es por esto que se interesa por la situación irregular y el aprendizaje de español de la camarera rumana, por los problemas e inestabilidad emocional del cocinero, o por la salud de la ex-actriz que reside de fija en el hotel y con la que mantiene una relación de amor/odio después de tanto tiempo teniendo que aguantarla.
Le gusta hacer punto de cruz, actividad esta que le permite regalar jerseys a la gente además de, mientras, reflexionar en voz alta de todo lo que ocurre en el hotel. Suele tener conversaciones muy productivas con su hijastro, del que tiene muy en cuenta su opinión aunque no siempre le haga caso.
Es un experto bailarín que nunca baila pero lo insinúa en gestos delicados a la hora de moverse o de coger las cosas o de andar. Bebe, siempre, un vaso de whisky con agua, pero esto no significa que se emborrache, de hecho nunca se le ha visto borracho. Fuma solo cuando está solo, afeitándose, cagando, o dando un paseo por los alrededores, y aunque nadie le vea nunca fumar, él no oculta su paquete de cigarrillos en el bolsillo de la camisa. Tiene un paladar exquisito que le permite ser consciente del pedazo de cocinero que tiene, siendo esta la razón de que le mantenga a toda costa a pesar de todas las salidas de tono que el otro pueda tener. Le gusta mucho el tenis, no tanto ya practicarlo sino verlo, y para ello suele tener el ritual de sentarse en un sillón con su whisky y su cigarro, quitar el sonido a la tele, poner música de tom waits (o similar, si hay problemas de derechos), y verse los partidos como quien ve jugar al ajedrez.
Comienza sus reflexiones con la frase “ no creo que...”, y siempre termina con un “pero quién sabe...”. Mantiene una lejana relación con su ex, de la que recibe noticias no con demasiada frecuencia, y a la que quiere de una manera nostálgica y en cierta manera cariñosa. Conserva un par de muy buenos amigos después de todos estos años, uno de ellos un antiguo cliente del hotel que le salvó de un lío con hacienda en una ocasión, y el otro un periodista de cierto renombre que trabajó junto a él los primeros años que empezó a llevar el negocio. La relación que tiene con ambos es desde la distancia, desde un respeto por encima de todas las cosas, y sabe que puede contar con ellos y ellos con él cuando haga falta.
Le cuesta mucho entender todas las locuras que ocurren a su alrededor, y trata de usar la razón y la experiencia para asimilarlo, lo que le conduce a auténticos dolores de cabeza cuando no consigue abarcar todo lo absurdo de su alrededor. A veces se encierra en el baño a fumarse un cigarro para tranquilizarse, pues es consciente de que no puede perder los nervios delante de sus empleados.
Es la figura del padre convertido en maestro para todos. Cuando las discusiones y decisiones del resto no dejan más soluciones que “o tú tienes razón o la tengo yo”, todo el mundo le mira a él para que haga de juez dictando sentencia. Normalmente, cuando esto ocurre, suele llevarse a un aparte a las personas implicadas y trata de posicionarse siempre de la forma más racional posible.
Su principal objetivo es construir un núcleo familiar sin tener, por ello, que renunciar al hotel. Digamos que trata de mezclar un negocio que le encanta después de todos estos años, que es parte de él, que lo siente suyo, y a la vez empezar un proyecto de vida con una mujer que también tiene su pasado a cuestas, un hijo, y muchas ideas que a él le van a volver loco.
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